Le Marché (o como pasarte una mediodía comiendo sin parar)

En el día de ayer, domingo 27 de julio, se llevó a cabo la feria de cocina francesa llamada Le Marché en el Hipódromo de Palermo. Originalmente estaba planificada para el domingo pasado en Plaza Francia como cierre de la Semana Francesa pero al parecer por problemas con la habilitación por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debió reprogramarse.

Quien estuvo a cargo de la organización fue la Asociación de Gastronomía Francesa Lucullus y hubo un total de 17 stands que ofrecían de todo: desde sandwiches, sopas y cosas dulces para ser consumidos en el momento hasta los que vendían quesos, mostazas y otros productos como el venerado Foie Gras, a razón de $200 una latita que calculo no contenía más de 200 grs (siendo generoso en mi intento de adivinar) el cual fue mi gran asignatura pendiente para comprar. Un comentario que hice con quienes me acompañaron fue que tal vez si la feria la hubiesen organizado a principios de mes, con la billetera menos castigada que a fin de mes, las ventas podrían haber sido mejor. De todos modos, hubo mucha gente (la entrada era libre y gratuita) y las ventas igual parecieron ser muy buenas.

Yo habré llegado pasado el mediodía, estaba abierto de 10 a 18 hs, y la entrada era por la esquina de las Avenidas Dorrego y Libertador. Explotaba de gente, demasiada para mi gusto y me pareció que estaba bastante mal organizado. Me pareció que no aprovecharon de la mejor manera el lugar ya que podrían haber colocado los stands un poco más espaciados entre ellos y aprovechar un claro que quedó vacío. De esta manera, la gente no se hubiese apiñado como algo se puede distinguir en la foto:

Fui con ganas de sacar fotos a los productos que se vendían pero fue realmente imposible. Tal vez lo hubiese podido hacer si iba bien temprano. Hubo uno que andaba con una cámara que se ligó más de un puteada «por estar estorbando». Gente, es domingo, relajense un poco.

Entre los participantes estaba la empresa de catering de Beatriz Chomnalez (una eminencia de la gastronomía de Argentina) la boulangeria de Bruno y Olivier (quienes tuvieron programas en El Gourmet, productores que vendían quesos típicos franceses y también había lugar para las cosas dulces: estaba Compañía de chocolates donde comimos una exquisita mousse de chocolate con dulce de leche que estaba muy buena. Lamentablemente no hice a tiempo de sacarle una foto, así de buena estaba: ¡no duró nada!

Stand de L’épi.

Para quien quisiera tentarse con lo dulce…

Pero a mi gusto el que se llevó todos los aplausos fue el de Boulangeria Cocu donde comí un sublime sandwich de jamón crudo y queso ementhal (bueno, a decir verdad fueron dos jeje) Me gustó que no le escatimaron en las cantidad de fiambre y queso. Y la verdad que no se si lo vendan en el local que tiene. Pero de ser así, ¡se ganaron un cliente!

Así me esperaban…

Y así terminaron 2 de ellos…

Como el día estaba fresco, mi novia andaba tentada de comer una sopa. Así fue como terminamos en el stand de Catering Francés del chef Sébastien Fouillade el cual estaba muy concurrido; me dio la sensación que se encontraban sobrepasados, en un escenario casi caótico. De todos modos entiendo las dificultades a las que tenes que enfrentarte cuando te sacan de la comodidad de tu cocina, con tus heladeras y tus fuegos. A raíz de lo que comenté, tuvimos que esperar un buen rato por un Soupe Parmentier que lamentablemente al momento de tomar el primer sorbo estaba fría, riquísima pero fría. Desisitmos de pedir que la calienten porque sabíamos que eso sería una utopía así que no quedo otra que tomarla pensando que era una Vichyssoise jeje.

Luego fue el turno del postre, ya explique qué comimos, así que fuimos a recorrer un poco el Hipódromo. En el camino encontramos a estos personajes tirados en el cemento comiendo y clavandose una botella de tinto.

Sonría para la foto.

Uno de mis sueños es conocer París y vivir comiendo sandwiches tirado en algún parque, así que capaz sea una señal divina está foto.

Nosotros, por otro lado, terminamos sentados al sol en un mesa aprovechando el muy buen día que hacía.

De alguna forma había que hacer la digestión, ¿no?

Y así pasó Le Marché. Admito que desconocía su existencia pero el año que viene estaré pendiente para volver. Tal vez para comer otro de crudo y ementhal…